Sin embargo, la suya es una lucha contrarreloj en este estado, pues la legislación sólo tiene opciones de entrar en vigor si la firma el gobernador Jon Corzine, en sus últimos días en el cargo. Su sucesor, el republicano Chris Christie ya ha declarado públicamente que vetará la ley si el Congreso estatal la aprueba bajo su mandato, que se iniciará el próximo 19 de enero.
Así pues, los activistas a favor de los derechos de los homosexuales tienen poco más de un mes para convencer a los legisladores demócratas más escépticos respecto al matrimonio gay.
Los impulsores de la medida tenían previsto realizar el jueves la votación, pero la cancelaron al no contar con los votos suficientes. Según parece, aún necesitan 21 votos más en el Senado estatal.
Defensores y detractores de la medida están librando una dura campaña en los pasillos del Congreso estatal, y en las ondas. Por ejemplo, la organización “National Organization for Marriage”se ha gastado ya más de 600.000 dólares en anuncios de televisión y radio, además de las llamadas “robocalls” -unas llamadas de teléfono en las que una máquina pronuncia un mensaje.
La principal organización que lucha por la aprobación del matrimonio “gay” en Nueva Jersey, la Garden State Equality, no ha hecho público el total gastado en su campaña, pero se podría acercar al millón de dólares.
Según algunos analistas, el resultado de la batalla de Nueva Jersey puede tener importantes consecuencias en la estrategia de los grupos a favor de los derechos de los homosexuales.
Después de que los ciudadanos de California y de Maine hayan rechazado el matrimonio gay en sendos referéndums, y que el Congreso de Nueva York votara en contra de la medida, algunos activistas se han manifestado a favor de replantearse un cambio de estrategia.
Hasta ahora, estas organizaciones han intentado crear un efecto dominó a base de conseguir que varios congresos estatales aprobaran el matrimonio homosexual, y poco a poco, y el resto de estados se fueran sumando a la lista.
Sin embargo, si sus esfuerzos fracasan de nuevo en Nueva Jersey, después de haberlo hecho en California y Nueva York, tres de los estados más progresistas del país, la estrategia habrá quedado en entredicho.
Como alternativa, algunos activistas señalan la vía judicial, ya sea a través del Tribunal Supremo del país, o los de los estados miembros de la federación.
Por ejemplo, esta fue la vía por la que se legalizó en Iowa, donde el Tribunal Supremo del estado consideró que una ley que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo era contradictoria con la igualdad de derechos que proclama su constitución.
“No se puede ganar cada batalla, pero la tendencia y las oportunidades son claras”, sostiene Evan Wolfson, director de la organización Freedom to Marry, que no cree que el voto en Nueva York deba desanimarles. “Sin duda, no cambiaría mi posición con mis oponentes, pues los EEUU van hacia nuestra dirección”, añadió.
Si bien las encuestas dan la razón a Wolfson, y el matrimonio gay es apoyado de forma abrumadora entre los jóvenes, la verdad es que un nuevo golpe en Nueva Jersey podría servir para poner en el congelador las iniciativas legislativas, en espera de tiempos mejores.