Según la diputada conservadora Ann Widdecombe, el Reino Unido se ha convertido en la capital europea del aborto desde que se liberalizó la ley que regula la interrupción voluntaria del embarazo, hecho del que, según dice, "ya había advertido con anterioridad".
El laborista Kevin Barron, jefe del comité de salud de la Cámara de los Comunes, citado hoy por el Daily Telegraph, también cree que el sistema nacional de salud británico no debería consentir que las mujeres polacas pongan fin a su embarazo en el Reino Unido.
De la misma opinión es Joyce Robins, codirector de Patient Concern, una asociación de atención a los pacientes, quien considera que no se debe atender a esas mujeres "dado el desastre que es el sistema público de salud en este momento, que ni siquiera puede permitirse tratar a la gente que lleva toda la vida cotizando en él".
La Federación Polaca de la Mujer y Planificación Familiar estima que a miles de mujeres se les niega la posibilidad de abortar en Polonia cada año, por lo que viajan al Reino Unido, país en el que los ciudadanos polacos pueden recibir atención médica gratuita al formar parte de la Unión Europea (UE).
Ante esta situación, un grupo feminista y pro abortista de Polonia, SROM, está promoviendo, según el diario británico, una campaña que anima a las mujeres polacas a abortar en el Reino Unido, para lo que ofrece ofertas y facilidades.
Un anuncio de esta organización dice: "Billete de avión a Inglaterra 300 zloty (77 euros), alojamiento 240 zloty (60 euros), aborto en una clínica pública 0 zloty".
"El alivio que supone el haberse sometido al procedimiento en condiciones decentes no tiene precio", añade la publicidad.
El "turismo abortista" es habitual en mujeres de Irlanda e Irlanda del Norte, donde el aborto es ilegal.
Unas 7.000 mujeres irlandesas viajan cada año a Inglaterra para abortar, bien en clínicas privadas o bien en el Sistema Nacional de Salud.