Teotihuacan, México.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) Mantiene la estructura familiar tradicional el rechazo a las uniones en matrimonio de personas del mismo sexo. En un recorrido por varios lugares de la región de Teotihuacan y algunos de la región de Texcoco, las personas entrevistadas de diferentes edades, sexo, grado escolar y estrato social, en un 87% rechazaron las bodas entre homosexuales y el 100% la adopción de menores por esas parejas.

En el centro de San Juan Teotihuacan, alumnos universitarios dijeron no estar de acuerdo en los matrimonios y menos que adopten. Algunos comerciantes que aceptaron conversar sobre el tema afirmaron no estar de acuerdo con los matrimonios gay porque socavan la estructura familiar.

En San Martín de las Pirámides, Alicia Sánchez, expresó que le daba lo mismo, siempre y cuando no fueran exhibicionistas y respetaran a las familias tradicionales. Sin embargo, para otras personas el rechazo a este tipo de uniones es total.

Opiniones sobre el rechazo de las uniones homosexuales es muy alto en comparación con otros temas como el aborto o la pena de muerte. En Tezoyuca, Carlos Luna, dijo, “aquí conozco algunos maricones, pero ninguno está de acuerdo en las bodas y menos en la adopción, si ellos no están de acuerdo, imagínate los demás”, apuntó el profesional de 29 años de edad.

En Atenco, Chiconcuac y Texcoco conversó varios homosexuales, todos comentaron que no piensan en el matrimonio y menos en la adopción. “Aquí en Atenco durante el carnaval viene de todo, pero los jotitos se divierten, se sienten mujeres, pero de todos los que conozco ninguno quiere casarse, yo creo que quienes promueven los matrimonios lo hacen solo por política”, dijo Alejandro, mecánico, que se confiesa homosexual de 35 años de edad.

Minerva, una chica encargada de un puesto en Chiconcuac nos ha dicho que ella vive con su pareja, una mujer de su edad, estudiante universitaria pero que no les pasa por la cabeza siquiera la idea del matrimonio. “Nos da lo mismo, vivimos juntas, trabajamos, estudiamos y nos sentimos muy bien, el que te case no quiere decir que ya no haya infidelidad, ni engaños, ni todo lo que prevalece en las relaciones homosexuales”, afirmó, mientras nos mostraba las fotos de su departamento y de sus viajes a algunas ciudades del interior del país.

María Elena y Yolanda, dos mujeres lesbianas vecinas de una de las localidades del norte de Texcoco, aseguran que viven juntas, hacen deporte juntas, trabajan cada quien por su lado, estudian también en diferentes universidades y no necesitan el matrimonio para su convivencia. “Así nos sentimos bien, no necesitamos el papel. Si los matrimonios gay tuvieran una gran influencia en nuestras vidas y desarrollo, no se daría abasto el DF, ni diez bodas hubo a pesar del furor que según esto causo en la comunidad lésbico gay”, dijo Yolanda, mientras hacía ejercicio en bicicleta fija.

Diego, este último bracero que acaba de volver a México, dice que a pesar de la oposición de su padre que es albañil y su madre que es una mujer muy cerrada, el ha decidido su vida y que como homosexual va a vivir con su “novio” llamado Miguel. “No pensamos en el matrimonio, porque no se necesita para que vivas bien. Mis hermanos me rechazan y mis papás están muy enojados, pero no me interesa, ya vivo con él en un cuarto que rentamos allá por Tocuila, sigue estudiando y yo trabajando, salimos juntos a tomar una cerveza o a distraernos, pero como ves, todo tranquilo, no negamos que somos gays, pero no exhibicionistas”, dijo también albañil recién llegado de California donde estuvo ocupado en el campo.

De acuerdo al registro levantado el 87% de las personas entrevistadas, incluyendo personas que dijeron ser homosexuales, rechazan el matrimonio y el 100% rechazo el tema de la adopción de menores por parejas del mismo sexo