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Altares prohibidos

, Posted by Coalition International Presence at 14:01


Uri Ben Schmuel



PERU.- Ha hecho bien el Parlamento en congelar el tema del matrimonio homosexual, como consignamos en esta misma página. Por fin toman una decisión que va a contrapelo de esa corrección política, que ya provoca náuseas, que con tanto entusiasmo promueven los que buscan la demolición de los pilares de la tradición judeocristiana
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Como ya hemos mencionado varias veces en esta columna, la homosexualidad aparecía, hasta los años sesenta, en la lista de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud y se retiró por las presiones del cada vez más poderoso lobby gay. Los intelectuales de izquierda comprendieron rápidamente que esta “causa” les venía de perillas para erosionar las bases del sistema de vida de occidente y hacer posible el sueño marxista de una sociedad en la que propiedad privada, familia y tradición moral acaben siendo reliquias del pasado. E incorporaron el tema a su agenda.

Mucha agua turbia ha corrido bajo los puentes desde entonces. Con demoledora eficacia, la progresía, siguiendo los consejos gramscianos, se apoderó del mundo de la cultura y el entretenimiento. Y hoy en día, como apunta el lúcido periodista español Pablo Molina, la homosexualidad –y en general cualquier conducta contraria a la esencia de la familia tradicional–, es ofrecida a través de programas de testimonio, teleseries y películas como expresión altamente enriquecedora del ser humano. Como una “opción”. Y hasta como la tabla de salvación del matrimonio, institución que los heterosexuales han degradado y los homosexuales dignificarán, según ha escrito hace poco el marqués Mario Vargas Llosa. Quien por cierto, no encuentra censurable –más bien le parece digno de encomio– que parejas gay adopten niños.

Camus tenía razón al decir que “siempre hay una filosofía para la falta de coraje”. No es de buen gusto ahora oponerse a este tipo de aberraciones, se corre el riesgo de ser expulsado del circuito de la progresía que dicta la agenda (y reparte los premios) La presión es tan fuerte que hasta un aguerrido obispo como Bambarén se vio obligado a pedir disculpas por usar el término “maricón”, que por cierto figura en el DRAE.


No estamos de acuerdo –y repudiamos con severidad– cualquier tipo de persecución o agresión contra los sodomitas. Pero esas “Marchas del Orgullo Gay” (que en comparación hacen de Sodoma y Gomorra un club de niños exploradores virtuosos) son el otro y agresivo extremo. A este paso, nos van a exigir disculpas por ser heterosexuales.

Pero como somos liberales, queremos cerrar este comentario desde esa perspectiva, con una excelente cita del periodista estadounidense Larry Elder:

“Algunos críticos del matrimonio entre personas del mismo sexo basan su oposición en sus creencias religiosas. Otros argumentan que ninguna sociedad o cultura aprueban tales relaciones. Otros siguen considerando al llamado matrimonio homosexual una pendiente resbaladiza. Para cortar por lo sano ¿por qué el Gobierno no se queda fuera del negocio de concesión de licencias de matrimonio? Dejemos el matrimonio para las instituciones no gubernamentales como iglesias, sinagogas, mezquitas y otras casas de culto”.

Excelente idea. Que el Gobierno se lave las manos y que los gays vayan del sacerdote, rabino o imán a tratar de casarse. Sospechamos que van a despedirlos con una patada en esa zona austral de la espalda que tanto los obsesiona...

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