Finalmente, el proyecto obtuvo 38 firmas: 18 de la Comisión de Legislación General y 20 de la Comisión de Familia. Poco antes de que los diputados terminaran de exponer sus discursos, Ibarra anunció que ya estaban las firmas del dictamen de mayoría y la sala 1 del Anexo estalló en un grito de alegría. Los saltos, las lágrimas y los cánticos de los militantes de las ONGs que agrupan a los homosexuales, trans y lesbianas se contrastaron con las caras largas de las mujeres y señores de trajes que levantaban las pancartas en contra del matrimonio gay y “a favor de la familia con mamá y papá”. Pero antes de llegar a esa instancia había tenido lugar un debate que duró toda la mañana. La mayoría de los diputados que tomaron la palabra optaron por el sí al matrimonio entre personas del mismo sexo. Los que se opusieron fueron Eduardo Amadeo (peronismo federal), Cynthia Hotton (Valores para mi país) y Gladys González (PRO). Gladys González propuso una ley de unión civil para garantizar la no discriminación a los gays y la defensa del matrimonio “que es la base de la familia”. En la misma línea opinó Hotton para quién “el matrimonio es la unión entre hombre y mujer”. Según la diputada evangélica “sí o sí se quiere utilizar el término matrimonio y se está pidiendo el derecho a adoptar. Para adoptar tiene que haber una mamá y un papá”. En el sentido contrario opinó Alejandro Rossi quien se mostró asombrado de que el Congreso pueda “declarar la libertad de guerra pero no la libertad de amor”. El tema de la adopción fue el que más debates generó. Liliana Parada, además de opinar que la unión civil es discriminatoria, se preguntó si no es más un atentado a la moral el hecho de que “haya niños violados por religiosos” a que los haya adoptados por parejas gays. No obstante, la más polémica de todos fue Fernanda Gil Lozano, de la CC que en un extraño discurso planteó permitir la unión entre 4 o 5 personas si ellas lo deseaban e, incluso, “hacer el amor con un perro si el perro está de acuerdo”. Adelantó su voto a favor del proyecto y sostuvo que al existir una esperanza de vida tan larga en la actualidad, ningún heterosexual puede estar seguro de no convertirse en homosexual a lo largo de su vida. Su discurso resultó demasiado para Ivana Bianchi quien se retiró ofendida al tiempo que decía: “Todo lo que he oído me ha superado. Como mujer me he sentido abochornada por lo que he escuchado”. Luego de los agradecimientos a Claudia Rucci y Vilma Ibarra por haber permitido el debate, Juliana Di Tullio afirmó sentirse orgullosa de que la Argentina sea uno de los pocos países que permita el matrimonio entre personas del mismo sexo y de formar parte del Parlamento. Por último, Cecilia Merchán dijo sentir una profunda felicidad por el triunfo y contó que un joven cartonero gay al que conoció hace muchos años dándole clases de apoyo escolar le mandó un mail opinando sobre el matrimonio. “¡Qué bueno, Checha. Ya no voy a tener más vergüenza”, dice que le dijo.