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¿A quién libera el aborto?‎

, Posted by Coalition International Presence at 21:26


ESPAÑA.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) Fue patético ver los besos, abrazos, felicitaciones, aplausos y muestras de satisfacción que las señoras ministras le daban en el Congreso de los Diputados a su compañera Bibiana Aído tras ganar la votación, de la ampliación de la ley del aborto.


Se retuercen las entrañas al no entender la alegría tan incontenible que les hacía saltar de placer a sus correligionarios sobre los millones de fetos humanos que acababan de masacrar, al eximir de culpa a los potenciales verdugos, tras el éxito de su ominosa campaña.
Me hirieron el alma al hacerme recordar como brindaban los nazis cuando la columna de humo de los gaseados e incinerados subía indicando que aumentaba la extinción de judíos, seres vivos pero no humanos, como reconocía el Fürher respaldado por trece millones y medio de votos que lo auparon a la Cancillería y a presidir el III Reich. El peso de los votos no sólo no tenía la razón, sino que deflagraron en una pira inmensa que achicharró hasta el lecho de muerte las entrañas de los que los emitieron y a sus legisladores a la auto lisis por tiro en la sien.
Y es que hay repugnantes decisiones en la vida que, aún los que las crean necesarias, jamás deben ser celebradas. Sería monstruoso pensar que hubiera alguien que festejara con frenesí al ver como se extraditan, desde la tierra de promisión a su infierno de origen, a los que huyendo de él pasaron gélidas noches terroríficas, o días arrebujados al padre muerto por el frío, el hambre y la sed, para protegerse y no ser carbonizados cuando saliera el sol, en el proceloso océano sobre la patera de papel.
No, señorías, no; se puede estar equivocado en la decisión e incluso considerarla necesaria, pero jamás celebrar como un triunfo lo que aún aceptándolo como un mal menor no deja por eso de ser perversión.
En política se cometen muchos errores por la presión fantasmal de los electores de la tribu y sin embargo no todos están de acuerdo con esas urgencias ni promociones y menos aún los que no siendo del clan los eligieron. A la inversa, pasa igual que con la autocensura de los creadores en las dictaduras, que para evitar que le penalicen su obra son más castrantes que las que hubiera mutilado el propio dictador. Y así alardean y jalean triunfos para complacer a su clientela y desmerecer a la oposición cuando muchos de ellos mismos saben que están vitoreando un ominoso delito de lesa humanidad. Perdón debían de haber pedido por no haber encontrado otra solución.
Afirman que el aborto es un pecado de religión y que la mujer es la dueña de su cuerpo y en consecuencia a la que compete opinar. Y así se ofusca el razonamiento, se obnubila la mente y la tribu se siente complacida. En nuestro Estado laico tienen pena los delitos de robo y a nadie se le ocurre pedir su derogación por ser mandamiento de la ley de Dios. Y aún aceptando su craso error sobre la propiedad del feto no se entiende que ellas hayan permitido una ley que las envilece, las desampara o margina ¿Como han consentido que con ese derecho se reafirme al varón en su más repugnante perfil prepotente y machista?
En la España profunda, racial e intuitiva, hacían casar al que preñaba a la novia. El señorito que yacía con la sirvienta dándole dinero para que emigrara salvaba su honor. El caballero con perejiles que mientras su mujer oía misa, la doncella le servia el desayuno y su cuerpo en la cama ¿procurará a partir de ahora evitar la concepción? ¿El macarra o el amigo ocasional en el asiento de atrás temerá fecundar?. El hombre por esta ley ha sido exonerado de tomar cualquier tipo de precauciones en sus relaciones sexuales. Y cuando se despidan de las pobres inmigrantes, empleadas, prostitutas etc. las humillarán aún más: «Toma 200 euros para que abortes por si te dejé embarazada». El incesto, estupro, violación, también quedarán ocultos. ¡Es tan duro tener que contar y estar en boca de tantos, siendo ya tan fácil abortar sin tener que explicar! Y la mujer quedará más sola que nunca cuando el predictor la sorprenda, se le harán los días más largos hasta tomar la decisión, desearía estar muerta en el momento de la ejecución... Y después toda una vida, cuanto menos, sumida en la culpa, perdida la autoestima, la frustración o la depresión. Quizás un nuevo embarazo, que de algo habrá que comer, y vuelta a empezar.
Hasta que no haya sangre no podrás conseguir nada con tu denuncia de malos tratos, le ha dicho un policía a su amiga. Ahora cuando la mujer quiera seguir a término con su embarazo no deseado temerá, y con razón, pedirle responsabilidades al engendrador pues abogados, magistrados de toga y de «plateau», la vejaran suponiéndola chantajista y calculadora, que a propósito se quedó en cinta para pedir apellidos y caudales y por esa razón estando en su derecho no abortó. ¿Quién ganó con esta legislación la hembra o el varón?
Después de haber escrito tantos artículos científicos sobre el aborto, hoy me siento con nauseas por haber descendido a este muladar donde quizás se dan con mayor frecuencia. Pero será fácil entenderme si a los quince años al ir por la mañana a sus clases se hubieran encontrado un feto flotando en la fuentecilla de la plazoleta porque no cupo por el amplio sumidero.
Y quizás esto sea lo único bueno que traiga esa Ley: los niños supervivientes para ir al colegio no tienen que pasar por el vertedero municipal.

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