PERU.-El escenario fue un programa de noticias de la mañana de RPP TV. Reynaldo Bustamante del Instituto Solidaridad y Derechos Humanos se enfrentó en un agudo debate con Susana Chávez de PROMSEX. Lo que quedó claro es que el discurso abostista es cada vez más camaleónico y más emocional y que se estrella contra el marco legal existente y la lógica de los derechos humanos.

En su discurso “plástico” y oportunista de la estrategia abortista, Chávez evidenció:

a) No hablar del concebido sólo del problema de la mujer sobre el embarazo. Porque según los abortistas el tema de fondo es “

b) “Conflicto de derechos” los de la mujer se superponen.

c) Los problemas económicos pueden dar derecho a la mujer a abortar.

d) El niño concebido es un “proyecto de persona”.

e) No existe igualitariedad derechos entre la mujer y la del niño concebido. La razón aducida es porque la pena por asesinar a un adulto es de 30 años y la de un niño concebido es la de 6 años.

f) Llevar el tema del aborto del problema penal al problema social.

Mientras tanto, Bustamente más seguro de la posición legal en temas de derechos humanos y jurisprudencia respondió que no podemos darle la categoría de “derecho humano” al pretendido “derecho al aborto”por dos razones:

a) Hasta el momento no existe ninguna norma internacional ni una norma nacional que reconozca que abortar sea un derecho.

b) En materias de derechos humanos, para que algo sea un derecho humano no basta que se legitime por votación (derecho positivo), sino que debe tener una justificación moral fuerte. En este caso estaríamos hablando de que es justificado que se pueda disponer de la vida de otra persona. Eso es moralmente insostenible.

La Convención Americana de Derechos Humanos señala que la vida se protege desde la concepción. Eso es una norma internacional y si el Perú no lo respeta estaríamos incumpliendo obligaciones internacionales.

Sobre la autonomía de la mujer

Para Susana Chavez, el mero hecho que sea un drama para la mujer el estar embarazada, le da derecho a abortar. Los abortistas aplican el recurso emocional a fondo, pero siempre una argumentación emocional termina cayéndose en términos legales. Negar un drama no significa olvidar otro drama, es decir, el del asesinato de un niño inocente.